Toda situación de conducción tiene asociado un determinado nivel de riesgo que en circunstancias normales no suele ser elevado. Sin embargo, bajo la influencia de estas condiciones especiales, a las que llamamos factores de riesgo, es cuando la probabilidad de sufrir un siniestro de tráfico alcanza magnitudes ya considerables.
Directamente relacionados con la siniestralidad se encuentran factores de riesgo, debidos al consumo de alcohol y otras drogas, la velocidad inadecuada, la somnolencia o fatiga.
La mejora de la seguridad vial y la prevención de los accidentes de tráfico pasan inevitablemente por el conocimiento y la intervención sobre los distintos factores de riesgo.
Muchos conductores desatienden con cierta frecuencia las normas y los consejos sobre ellos, exponiéndose voluntariamente a estas condiciones tan peligrosas.
Las explicaciones a estos comportamientos van desde el desconocimiento de los peligros por falta de formación en seguridad vial hasta la resistencia psicológica a cambiar ciertos hábitos de conducción instalados en las personas.
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